Melatonina

La melatonina es una hormona natural, que regula los procedimientos biológicos, presente en todas las formas de vida (animales y plantas), segregada por la glándula pineal (ubicada en el cerebro) para favorecer el ciclo del sueño. Como la luz es inhibidora de la síntesis de melatonina, su producción se realiza durante la noche en reacción a la oscuridad. Uno de los efectos más estudiados científicamente de la melatonina, es su influencia en la regulación de los ciclos del sueño y la vigilia. Por ello es muy utilizada en tratamientos de trastornos del sueño. Para paliar los síntomas del síndrome del jet–lag, por ejemplo, ayudando a recuperar rápidamente el ritmo habitual de sueño–vigilia que se había alterado con un viaje. O para que aquellos trabajadores que no siempre hacen turno y muchas veces trabajan de noche, recuperen su ritmo habitual de sueño. Además, dosis adecuadas de melatonina, mejoran la calidad general del sueño: ayudan a conciliarlo mejor y a dormir relajadamente, con lo cual el despertar es mucho más descansado. Y en contraposición con los somníferos habituales, no provoca dependencia. La melatonina es muy popular también porque posee efectos antioxidantes asociados al evitar el envejecimiento, por eso se la denomina “la hormona de la juventud”. Su acción contribuye a neutralizar los radicales libres, retrasando el envejecimiento y la aparición de manchas. Alrededor de los 30 años la producción de melatonina se reduce y a los 40, la disminución es total. Este hecho coincide con la aparición de las primeras señales de envejecimiento (aparición de arrugas, por ejemplo). También tiene un efecto positivo en el sistema reproductivo, cardiovascular y neurológico. Y ayuda a contrarrestar los efectos degenerativos que se relacionan con la disminución de defensas antioxidantes de enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, osteoporosis, artrosis, entre otras. Fundamental tomarla solo antes de ir a dormir y en dosis pequeñas.